Eugenio Rosado Garrido – 26 de junio de 2017.
El agua es uno de los factores que condiciona los rendimientos de todos los cultivos agrícolas, muy bien podemos decir que es el más limitante. De aquí, que desde el comienzo de la vida, el hombre permanentemente la buscara.
En la época del nomadeo, sus desplazamientos lo eran en función de encontrar mejores recursos para su subsistencia y la de sus animales, los cuales se hallaban en aquellos lugares donde había disposición de agua.
Cuando se hizo sedentario, prioritariamente se estableció en aquellos espacios donde el agua era abundante; pero tales espacios no tenían cabida para todos y en consecuencia tuvo que ocupar otros donde el agua o era escasa o simplemente no había, salvo el que proporcionaban las lluvias.
Pero claro, en extensas áreas, las lluvias eran escasas y distribuidas irregularmente; ello hacia que los rendimientos de sus cultivos fueran pequeños y a veces casi nulos.
A fin de mejorar tal situación, para al menos alguna superficie del espacio que ocupaban, realizaron acciones encaminadas a disponer de una mayor cantidad de agua; tales acciones fueron de dos tipos:
* Individuales.- Captación de aguas subterráneas mediante la construcción de pozos en la misma parcela a regar.
* Comunitarias.- Captación de aguas superficiales (de arroyos o fuentes), almacenamiento y conducción a las parcelas.
Tábara no era ajena a la situación anteriormente indicada, ya que su extenso término municipal se ubica en un área de secano, con una pluviometría escasa e irregularmente distribuida a lo largo del año; los arroyos que le recorren son de ínfimo caudal y sufren un estiaje casi total.
Ante tamaña situación sus moradores, desde el ancestro, emprendieron acciones para disponer de algunas superficies de regadío y de esta manera asegurarse unos buenos rendimientos, en al menos algunos cultivos.
A título individual varios ejecutaron pozos en las respectivas parcelas; algunos fueron exitosos, en otros no consiguieron el ansiado agua.
Como con la anterior acción solo fue posible poner en regadío un reducido número de parcelas y de solo unos pocos propietarios, estos emprendieron acciones comunitarias que permitieran regar un mayor número de parcelas y fueran más los beneficiarios.
La fundamental acción comunitaria fue la de captar agua de los arroyos existentes, de alguna manera almacenarla y conducirla, mediante regaderas adecuadas, a las distintas zonas donde era permisible el riego de parcelas.
A tal fin, varias fueron las conducciones que nuestros antepasados realizaron; de todas ellas destaca “La Gran Regadera de la Comporta”, ya que permitió el riego de multitud de parcelas ubicadas en distintos parajes y pertenecientes a muchos vecinos.
La mencionada infraestructura de regadío aprovecho la captación o derivación, la acequia y el cubo o embalse que pertenecieron al conocido como “Molino de Los Varas”, localizado en el paraje de “El Bosque” y que captaba el agua del “Arroyo de la Ribera (Casal)”, un poco más abajo de la actual “Fuente de El Bosque”; en su depósito almacenador, conocido como “La Comporta”, muchísimos jóvenes se iniciaron en el nado. En el Anuario Riera de 1908, consta que tal molino pertenecía a Pedro Vara; cuando quedo en desuso, algunos de sus elementos fueron utilizados para la obra hidráulica que estamos describiendo.
La Comporta, derecha Camino de La Cañada a El Bosque
De dicho embalse parte la gran regadera conductora del agua, la cual en la actualidad está muy deteriorada, pues lamentablemente desde hace años no ha recibido conservación alguna, debido a que ya apenas se toma agua de ella, fundamentalmente porque el agua es muy escasa y los huertos se han abandonado.
El Bosque, Arranque de la Gran Regadera
La conformación de la regadera a lo largo de su gran recorrido, es variable; tiene partes de tierra (de sección semicircular), parte enlojada (de sección trapezoidal) y partes de hormigón (de sección rectangular). La parte enlojada, magnífica obra de ingeniería rural, comienza al poco del arranque y es una obra espectacular realizada a base de pequeñas lonjas que cubren la solera y las paredes laterales, dispuestas de manera primorosa por maestros artesanos de primera línea; esta parte enlojada se puede observar a la izquierda del camino que desde La Cañada conduce a El Bosque, a la altura de la Comporta. Tal enlojado debería ser permanentemente conservado.
El Bosque, Enlojado | El Bosque, Enlojado | El Bosque, Enlojado |
Adelante del enlojado, hay tramo de tierra y después tramo hormigonado que desemboca en tramo de tierra con pared lateral izquierda de grandes lonjas; poco después en la regadera, vierte sus aguas el “Arroyo de Duernas” en “La Bajura”. La regadera atraviesa la Carretera de Escober y hormigonada se encamina hacia la “Fuente de Don Tineo”, de la que toma algún agua y allí se bifurca; el ramal izquierdo se dirige hacia “La Fontanilla” y el ramal de la derecha, en tierra, se encamina hacia “La Reguerina”, cruza el Camino de la Gasolinera y por el “Pozo Motor”, donde se recargaba con agua extraída del pozo, se encamina hacia la Carretera Nacional 625, la cual cruzaba y con tramo de hormigón hasta bajo “La Laguna”, finalmente desembocaba en una red de regaderas secundarias que conducían el agua a las distintas huertas.
El Bosque, Hormigón | Dcha. La Bajura, Tierra | |
Hacia Fuente D. Tineo | Fuente D. Tineo | |
Hacia La Reguerina | Hacia Pozo Motor | |
Pozo Motor | Cruzada Carretera N-625 | |
Zona de Huertas | Zona de Huertas |
Lo que en su día tanto trabajo causo a nuestros antepasados, pero que culmino sus anhelos de disponer de agua en algunas parcelas, normalmente las dedicadas a huerto, por diversas circunstancias, actualmente casi no tiene utilidad alguna. A ello ha contribuido que los cultivadores han envejecido y al no tener reemplazo juvenil, los huertos han tenido que abandonarse y en consecuencia la regadera no recibir conservación alguna; además de ser muy escasa la captación de agua de los arroyos, al haber disminuido considerable-mente su caudal estival, como consecuencia del cambio climático.
Ello es así, pero es una pena que tamaña infraestructura de regadío, que tanta ventura proporciono, actualmente apenas tenga utilidad alguna. Al menos la parte “enlojada” debería ser plenamente conservada, para que las nuevas generaciones pudieran admirar la grandiosa obra que ejecutaron sus antepasados.
Nota: Las fotos han sido realizadas por el autor.