Javier Andrés Miranda – 04 de octubre de 2016.
Vivimos tiempos duros.
Tiempos en los que la gasolina emana a borbotones de las alcantarillas y la mecha se transporta en cada palabra.
Tiempos en los que el odio es la máxima expresión del sentimiento más cercano.
Tiempos de bicarbonato y pesadas reflexiones indigestas.
Tiempos de letras armadas y besos envenenados.
Tiempos de naturaleza muerta.
Tiempos de Gelocatil y amores anticonceptivos.
Tiempos en los que la esperanza viaja en drones encapotados de tormentas de plomo.
Tiempos de Filosfía de la Escuela de la Casa de la Moneda. Tiempos en los la Tierra dejó ya de ser redonda y sus distancias se acortaron al infinito de 140 caracteres.
Tiempos…
Tiempo duros; y por eso mismo, tiempos de esperanza
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