Eugenio Rosado Garrido – 22 junio 2015

 

                Desde su fundación, Tábara ha sido un pueblo eminentemente agrícola y ganadero. La inmensa mayoría de las familias disponían de tierras y ganados vacuno, asnal, porcino, cabrío y aves; algunos poseían ovejas.

De tierras, vacuno, y en su caso ovino, obtenían los ingresos para su vivir, de las otras actividades obtenían productos para autoconsumo.

                Un reducido número de familias tenían como actividad principal la prestación de servicios: albañiles, carpinteros, comerciantes, industriales, bares, etc. La industria nunca tuvo importancia en la localidad y estuvo reducida a: Fábrica de Botones, Fábricas de Gaseosas, Fábricas de Ataúdes y Factoría de Tejas, empresas todas ellas de carácter familiar, que fueron desapareciendo a lo largo del tiempo; actualmente no queda nada de ellas, salvo las muy deterioradas edificaciones del “Tejar”.

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Balsa

  En el Tejar se fabricaban artesanalmente Tejas Árabes o Alomadas, partiendo de una materia prima constituida por barro (arcilla) humedecido, del cual una vez bien amasado se iban obteniendo piezas trapezoidales mediante un molde plano (gredilla), que se curvaban adecuadamente mediante otro molde curvo (galápago) que tenía un mango para manejo de la pieza; las piezas se iban llevando a los secaderos que son eras al aire libre o sencillas construcciones para protegerlas fundamentalmente de la lluvia y en ellas se tenían hasta que “maduraban” (secaban) por efecto del aire.

               

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Tejar   Soportes
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Secaderos   Secaderos

Una vez curadas las tejas, el proceso duraba unos 8 días, estas se sometían a cocción en horno alimentado por leña; terminada esta operación, que duraba unos 6 días y que había que vigilar permanentemente para que las temperaturas fueran las adecuadas, las tejas alcanzaban su estado definitivo y una vez enfriadas, a los 6 días de apagar el horno ya estaban dispuestas para formar nuevos tejados o reparar existentes.

               

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Horno   Portero de Horno

La fabricación de tejas, trabajo manual y artesano, se extendía desde la primavera hasta el final del verano, no realizándose el resto del año, pues las condiciones climatológicas no permitían los correspondientes trabajos.

                Durante muchos años Quico, gran maestro tejero, junto a su esposa María (que en paz descanse) y sus hijos, en el “Tejar”, ubicado a la derecha del comienzo de la cuesta de La Folguera, manufacturaron artesanalmente miles de tejas de superior calidad, que fueron muy demandadas en una amplia contorna.

                Nuestra consideración a la familia Ramos San Primitivo por las facilidades dadas para realizar las fotos de este trabajo por ERG.

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