almeida – 29 de abril de 2014.
Los arados y las rejas
que removían la tierra
habían nacido en la fragua
de las manos del herrero
A altas temperaturas
iba forjando el hierro
y luego lo endurecía
con el agua y con el fuego
y a golpes de martillo
que lo iban moldeando
como quería el herrero
Cuando salen de la forja
para horadar el suelo
van haciendo surcos firmes
como desea el labriego
Ahora la tierra está abierta
para acoger en su seno
esas miles de semillas
que van a ir germinando
para dar grandes cosechas
que alimenten a mi pueblo