almeida – 27 de abril de 2014.
Siempre que baja al puerto
quiere aspirar la mar
y después de tres bocanadas
se comienza a marear,
entonces va a la taberna
y ante una jarra de vino
quiere sus penas ahogar,
va bebiendo vaso a vaso
esperando que el alcohol
le consiga emborrachar
Dando tumbos por el pueblo
se dirige a su cabaña
a revivir los recuerdos
que no puede borrar del alma,
y ni tan siquiera el vino
logra borrar los fantasmas
de ese naufragio maldito
que él mismo ocasionara
El día que naufragó
se encontraba en el timón
y no supo ver esa ola
que a su barco hundió
allí se encontraba borracho
por culpa de un mal amor
Ya no hay suficiente vino
para aliviar su dolor
porque se siente culpable
de los hombres que él ahogo
Ahora espera ese día
de estar ante el creador
y quizá en el más allá
pueda ver los marineros
para pedirles perdón
así aliviara su pena
sin sentir ya más dolor